miércoles, 13 de febrero de 2008

Entre 0 y 1 año

En su cuna, pocos días después de haber llegado a la casa. Era un punto, pesaba apenas 2 kilos.

Parecía un pajarito. Ese día se puso vestido por primera vez.


Durmiendo plácida.


Mi pobre niña con los pelos pinchudos, después de haberla pelado por sugerencia de la Toti.

Pedro, que lloraba y lloraba por el reflujo, muchas veces se calmaba sólo cerca de su hermana. El día que les saqué esta foto hasta se había quedado dormido.


De guata en la cama de su pieza.


"Conversando" con Pedrito.

Muy flaquita, unos días después de salir de una hospitalización por una crisis de asma.


"Comiéndose" su sillita.


En un columpio saltarín que estaba prohibido por la kinesióloga y la fisiatra, pero que igual usábamos de vez en cuando.


En brazos de la Toti, muerta de la risa.


Le pedíamos que pusiera cara de "bduja" (bruja) y se ponía así, exquisita.

Con anteojos de sol.


En su cuna jugando con su araña Carlota. La poníamos llena de cojines para que no se fuera de espalda.


En el coche doble con Cristóbal, listos para salir.

Lista para salir a pasear.


Con Cristóbal regaloneando con el papá en la cama un domingo en la mañana.


En esta foto recién estaba aprendiendo a mantenerse sentada sin apoyo. Muy seria y concentrada.


Siendo "acosada" por Diego Urzúa en un encuentro en la plaza de Francisco de Aguirre.


Muerta de la risa con su papá.


Con la cara toda sucia porque recién había terminado su leche con Nestum. Muy rica para besuquear.


Con Cristóbal en un juego que les mandaron los Edwards Cox de regalo.


Con la Toti, intentando pararse.


Recién había terminado de almorzar, y probablemente su madre la tenía "enchufada" a la tele.

En la terraza del departamento, sentada en el columpio mirando al infinito.


En la piscina de pelotas.


Con Pedro.


Viendo tele con Pedrito, hipnotizados.


Paseando en el carrito amarillo regalo de la Josefina. Ese fue un mal día para ella porque estaba tomando corticoides que le deba gastritis. Por eso estaba tan pálida y seria.


Con una corona hecha con un collar de la "tía poroto". Estaba feliz porque todos le decíamos "¡Qué bonita, qué bonita!"


Cerca de la Navidad de 2003. A ella si le gustaba ponerse el gorrito, aunque en esta foto no sale muy radiante.

Se creía la muerte.

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